En las fechas tan complicadas que estamos viviendo con el COVID-19, muchas personas se enfrentan a perder el trabajo, afrontar una pérdida, cambiar las rutinas y la forma de trabajo. A la hora de tener una buena adaptación y afrontamiento a estas situaciones estresantes, y vivirlas de una forma positiva y sin ansiedad, entra en juego la capacidad de resiliencia de cada uno.
¿QUÉ ES LA RESILIENCIA?
Es un término que viene de la resistencia de los materiales que se doblan sin romperse para recuperar la situación o forma original. Por ejemplo los juncos que se doblan con la fuerza del viento o un arco que modifica su forma para poder lanzar la flecha. La RAE lo define como “la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas”. Cuando una persona o grupo de personas pueden hacerlo, sobreponerse a situaciones adversas e incluso salir fortalecidos, se dice que tienen resiliencia. Una habilidad muy valorada en la actualidad, ya que vivimos un periodo que nos exige esa capacidad de adaptación, de reinventarse, de rehacerse de nuevo.
Desde la psicología positiva se considera que las personas resilientes tienen un mejor equilibrio emocional frente a situaciones de estrés, Esto les permite hacer un análisis más reflexivo de la situación, pudiendo encontrar la mejor actitud ante el problema y afrontar los retos con mayor probabilidad de éxito.
¿QUÉ CARACTERÍSTICAS TIENE UNA PERSONA CON BUENA RESILIENCIA?
Una persona con resiliencia se caracteriza por su forma de analizar las situaciones adversas que le suceden, es un proceso que requiere emplear varias capacidades, herramientas y valores de forma combinada.
El proceso consta de 3 fases:
1. Identificar la situación: Generando una expectativa de éxito basada en el optimismo.
2. Aportar el sentido: Otorgar valor al objetivo/reto que plantea la situación facilita el encontrar soluciones alternativas para superarlo.
3. Organizar estrategias: Saber sacar el máximo partido de los recursos disponibles.
La resiliencia puede adquirirse, pero cada uno ha de respetar sus propios tiempos para no caer en la ansiedad, valorando cada esfuerzo invertido y paso conseguido.
De forma resumida podemos decir que la persona resiliente tiene un pensamiento realista, flexible, optimista en cuanto a sus capacidades de cambio y por lo tanto de mejora y con una visión de la vida con sentido.
De forma pormenorizada estas serían las 8 características de una persona resiliente
1. Autoestima: Conocerse a uno mismo, con los puntos fuertes y débiles, identificar bien sus emociones para poder gestionarlas de una forma constructiva y conocer la importancia de pedir ayuda cuando se necesita.
2. Empatía: Ser capaz de ponerse en la piel de los demás aumenta el éxito en las relaciones afectivas, a más red de apoyo, más posibles alternativas.
3. Afrontamiento positivo: Tener una actitud de aceptación y flexible ante el problema nos ayudará a encontrar soluciones óptimas y viables sin pasar por sufrimiento de unas expectativas de solución rígidas.
4. Autonomía: Tener confianza en la propia capacidad para solucionar conflictos y promover cambios, aporta un motor hacia la solución de problemas.
5. Conciencia temporal: Las personas resilientes son conscientes de que “esto también pasará” no quiere decir que no sufran, sino que no generalizan y no definen sus opciones de futuro en base a ese momento difícil. Además son capaces de ver los pilares que se mantienen como apoyo en esos duros momentos.
6. Creatividad: La capacidad de visualizar formas distintas para alcanzar una meta. “Puede que no sea la solución que más hubiera deseado, pero es una solución igual de válida que me aportará crecimiento”.
7. Tolerancia a la frustración y a la incertidumbre: Una persona con buena resiliencia no consigue solucionar los problemas a la primera necesariamente, pero es consciente de que para generar cambio hay que cambiar cosas y probar alternativas diferentes en la búsqueda de mejorar su situación y seguir adelante.
8. Perseverancia: No perder la meta u objetivo del foco, aunque haya que variar varias veces de itinerario. A fin de cuentas, están invirtiendo esos esfuerzos para mejorar su vida.
¿CÓMO PUEDO MEJORAR MI CAPACIDAD DE RESILIENCIA?
En la actualidad con el duro golpe de las pérdidas de seres queridos, el parón económico y del duro reto del cambio de rutinas en trabajo y familia nos damos cuenta que tenemos una gran capacidad de adaptación, en mayor o menor medida todos hemos experimentado ser capaces de aceptar parte del cambio, tanto a nivel individual como colectivo. Ahora queda el reto de volver a la normalidad con el menor peso posible en la mochila, por lo que entender qué capacidades implican la resiliencia nos puede ser muy útil para reforzar los puntos que cada uno considere más débiles y potenciar los puntos fuertes para promover la adaptación.
“A más conocimiento de uno mismo, mejor procesaremos lo que necesitamos para readaptarnos”
Unas indicaciones generales serían:
Confiar en tus capacidades, sobre todo en las habilidades sociales y de comunicación, planificar metas, objetivos
y pasos a seguir para evitar distraerte por el camino con otros pensamientos o dudas, aceptar la realidad
tal cual es evitando entrar en el conflicto emocional que paraliza y buscar apoyo emocional
en tu red afectiva.
Con todo esto, mucho ánimo en los momentos adversos de los que, con una actitud resiliente saldremos más fortalecidos y habiendo recordado que las personas somos en esencia cambio y adaptación.