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Vencer el insomnio

Maria Pizarro Franco • 9 de julio de 2020

Insomnio, ¿Cómo volver a descansar?


El sueño es un proceso fisiológico y natural de nuestro organismo, pero en ocasiones entramos en fases en las que nos es difícil conciliar o mantener el sueño causándonos un malestar en nuestro día a día, irritabilidad, falta de concentración, ansiedad...

No hay ninguna norma sobre cuántas horas tenemos que dormir. La media de la población se sitúa en torno a las 8 horas. Aunque parezca difuso, cada uno debe dormir lo que necesite y solamente él mismo puede ser su norma de referencia. Hay patrones de sueño largo (personas que duermen habitualmente más de 9h), normal (sueño de entre 6 horas y media a 9 horas) y sueño corto (personas que duermen regularmente 6 horas o menos). Cada uno ha de valorar cuál es su patrón de sueño y ver si este se ha visto alterado.

La finalidad del sueño en general es que nuestro cerebro se recupere de la actividad diurna y consolide aprendizaje y memoria, por lo que si no dormimos correctamente, al día siguiente nuestras capacidades estarán mermadas por la falta de descanso.


¿Cuáles son las causas más frecuentes del insomnio?

Alteraciones en el ciclo vigilia-sueño: Por causa voluntaria o ajena, por enfermedad, jet lag, turnos de trabajo rotativos.
Ansiedad y problemas emocionales: Sufrir una fuerte tensión emocional puede evitar o dificultar iniciar el sueño o mantenerlo, desvelándonos a las pocas horas. Este tipo de insomnio suele desaparecer espontáneamente cuando cesa la causa que lo ha desencadenado o cuando la persona se adapta a la causa (nuevo hogar o trabajo, vida en pareja, vivir solo…), aunque hay personas que interiorizan y somatizan estos acontecimientos más allá de la situación real, por lo que una vez superada la situación que originó inicialmente el problema de sueño, siguen teniendo miedo de no quedarse dormidos y acaban padeciendo lo que se conoce como insomnio psicofisiológico o aprendido.
Condiciones ambientales del dormitorio: Mala climatización, incomodidad y ruido, son factores que nos dificulta tener un buen sueño reparador.
Consumo de fármacos o sustancias excitantes, consumo de alcohol o hipnóticos también pueden ocasionar una pérdida en la calidad del sueño.
Comportamientos de la propia persona que interfieren en el sueño, como una excesiva activación, cenas copiosas…dificultando la relajación y la conciliación.
Pensamientos que causan problemas y dificultan el sueño, rumiaciones persistentes que nos impiden conciliar el sueño, tanto de naturaleza ansiosa como preocupaciones.

“El insomnio no es una enfermedad, sino un síntoma”

¿Cómo mejoramos nuestra higiene del sueño?

Es importante entender que hay varios factores que nos afectan a la hora de tener una buena higiene del sueño. Y mejorar nuestro descanso comienza durante el día, hay que tener en cuenta que en general hacen falta entre 4 y 8 semanas para recuperar un ritmo vigilia-sueño estable, de forma que seguir una rutina es fundamental para conseguirlo.

Durante el día

Levantarse a la misma hora cada mañana independientemente del número de horas que se haya dormido o lo cansado que esté, en caso de haber dormido poco, intente mantenerse ocupado realizando actividades que requieran actividad corporal, evitando las actividades tediosas. No tome decisiones importantes después de una noche de insomnio severo. Es importante que la hora de levantarse se mantenga durante los 7 días de la semana hasta que el hábito esté establecido.

La cena debe tomarse entre 2 y 3 horas antes de acostarse, tomar un vaso de leche con galletas antes de acostarse ayuda a algunas personas a conciliar el sueño.

Las sustancias excitantes como la cafeína (té, café, coca-cola) no deben tomarse después del mediodía y si la persona es especialmente sensible a esta sustancia eliminarla por completo. El tabaco primero estimula el sistema nervioso por lo que hay que restringir su consumo al mínimo. En cuanto al alcohol no debe tomarse en exceso tras la cena ya que favorece el sueño fragmentado.

El ejercicio físico regular, ayuda a conciliar el sueño por la noche, si este es intenso debe realizarse mínimo 4-6 horas antes de acostarse, si es ejercicio suave, como paseos o estiramientos, podemos realizarlos 2 o 3 horas antes de acostarnos.

La tensión psicológica empeora el sueño, además las personas afectadas de insomnio son más sensibles al estrés, evite o amortigüe en la medida de la posible las situaciones tensas. La respiración profunda puede ser de ayuda.

Si padece insomnio la siesta está completamente desaconsejada.

Rutina nocturna

Tras cenar debe procurarse un periodo de relax. Tómese unos 45 minutos para uno mismo, siéntese solo en una habitación tranquila sin excesiva luz, una vez acomodado, deje su mente libre. Si sobrevienen pensamientos sobre temas importantes que le preocupan, trate de escribirlos, así como las posibles soluciones y los sentimientos asociados. Posteriormente trate de relajarse, sin dirigir su mente. También puede leer algún libro que no sea muy trepidante. Recuerde que 1 hora o media hora antes de acostarse puede tomar algo de leche y alguna galleta.

La hora de acostarse la marca la sensación de cansancio, esto es muy importante, no se marque una hora fija para acostarse, acuéstese únicamente cuando sienta que está cansado o que tiene sueño, es importante seguir siempre una misma rutina, ducha, cepillarse los dientes, poner el pijama…, procure crear un ambiente que favorezca el sueño, sin ruido, temperatura agradable, cama y almohada cómoda. El uso de medicación para dormir, ha de reservarse para ocasiones especiales (máximo 2 noches por semana), salvo prescripción médica, ya que si se usan de forma sistemática pierden eficacia.

"El sueño debe vencerle a usted, no usted al sueño."

Debe tener en cuenta que cuanto más empeño ponga en tratar de conciliar el sueño, más difícil será que lo consiga.

¿Cómo hago para evitar caer en la rutina de siempre?

Hay una serie de pautas que pueden ayudar a controlar casi todas las situaciones posibles.

1. No mire el reloj y aléjelo lo máximo posible.
2. Deje que el adormecimiento sobrevenga.
3. Si tras 10-20 minutos, no se ha dormido o no nota somnolencia, levántese de la cama, vaya a otra habitación y trate de relajarse leyendo un libro, viendo un programa tranquilo de televisión o realizando alguna afición. Cuando de nuevo se sienta cansado, vuelva a la cama. Si no se duerme en 10-20 minutos, vuelva a levantarse y repita los pasos anteriores.
4. De esta forma, usted aprenderá a asociar la cama y el dormitorio con el sueño. No lea, coma, trabaje, etc. en la cama. La cama debe reservarse principalmente para dormir. 
5. Si se despierta por la noche, no se levante de inmediato (salvo que precise ir al baño), no mire el reloj, trate de dormirse de nuevo, pero si no lo consigue en 10-20 minutos, debe proceder como en el punto 3.
6. Independientemente del tiempo que haya dormido o de lo cansado que se encuentre, levántese a la misma hora.

Es importante recordar que crear un hábito conlleva algo de tiempo y paciencia, permítase un margen de entre 4 y 8 semanas para ver los efectos. Mucho ánimo y buen descanso.

Por Maria Pizarro Franco 2 de febrero de 2021
Coloquialmente nos referimos a la dependencia emocional cuando “amamos demasiado” esta vinculación está basada, a grandes rasgos, en la inseguridad, baja autoestima, idealización y miedo al abandono o a la soledad. Aprender a anteponerse a uno mismo en las relaciones sentimentales en las que la reciprocidad no es equilibrada es uno de los puntos más importantes para salir de esté vínculo que deja nuestro bienestar a merced de otra persona. ¿Qué es la dependencia emocional? Es una dependencia afectiva o sentimental en la que hay un desequilibrio en la reciprocidad de los roles dentro de una relación interpersonal . De esta forma, la persona con un patrón dependiente desarrolla una serie de conductas desproporcionadas en la búsqueda de afecto en la otra persona, una intensa “necesidad del otro”. ¿Tengo dependencia emocional? Para valorar si sufrimos dependencia emocional a la hora de establecer relaciones con otras personas, podemos fijarnos en algunos indicativos. - Si experimenta miedo a perder a esa persona que aprecia o valora. - Su felicidad va ligada a una persona, solo se siente tranquilo y completo cuando está con esta. - Su autoconcepto, alegría y bienestar depende de cómo le tratan los demás , necesita percibir del exterior que es valorado para encontrarse bien consigo mismo. - Cae fácilmente en chantajes emocionales , evitando conflictos y enfrentamientos. - Antepone los deseos y opiniones de los otros a los suyos. - Necesidad continua de afecto y cariño experimentando ansiedad si no dispone del tiempo, atención o afecto que necesita en ese momento, siendo impulsivo y poco comprensivo. - Pensamientos angustiosos sobre las consecuencias de finalizar la relación aunque no le haga feliz, lo que lleva a evitar la ruptura, no concibe la vida sin esa persona . - Siente la necesidad de controlar la vida de la otra persona, para tener la “seguridad” de que no la perderá, lo que suele derivar en un aislamiento social para estar solo con esa persona. - Sentimientos de responsabilidad sobre el bienestar de la otra persona, sintiéndose culpable si esta no es feliz. Estos sentimientos suelen darse en el contexto de una relación sentimental, pero no es exclusivo de esta área, pudiendo ocurrir con amigos o compañeros. En definitiva se tiende a una idealización de la otra persona, colocándose uno mismo en una valoración inferior, justificando y negando los errores o defectos para no afrontar el temor a la ruptura y consiguiente soledad. Características de la dependencia emocional En líneas generales hay determinadas características presentes en las personas que tienden a generar dependencia emocional. - Baja Autoestima : Tienden a tener una idea de si mismos pobre, sintiéndose inseguros en cuanto a sus capacidades y aptitudes, no confían en “tener lo suficiente” como para que alguien permanezca con ellos. Tienden por tanto a no establecer límites entorno a sí mismos ya que consideran que sus necesidades son secundarias en la relación. - Evitación de conflictos : Sienten la necesidad de agradar a todo el mundo, les afectan mucho las críticas externas, por lo que procuran no exponer sus propios criterios, ideas y opiniones. - Miedo a la Soledad : Llegando a generar ansiedad , no les gusta la idea de estar a solas ya que su autoconcepto depende de la opinión y reflejo anímico de terceras personas, por lo que viven soledad con angustia, inseguridad y como reflejo de un fracaso personal. - Inestabilidad emocional : Alternando entre culpa, frustración, ansiedad y tristeza que solo se estabiliza o calma cuando ven a la otra persona bien con ellas. - Apego ansioso : Necesitando controlar lo que hace la otra persona e intentando “monopolizar” su tiempo. - Bajas habilidades sociales : tendiendo a inhibir sus emociones y llegando a “explotar” de forma inadecuada con el consecuente sentimiento de culpa posterior. ¿Cómo salir y superar la dependencia emocional? En líneas generales el objetivo es que la persona aprenda a respetarse, a confiar su valía como persona y que por lo tanto construya sus futuras relaciones interpersonales basándose en la igualdad y el respeto . Los puntos a trabajar para superar la dependencia emocional serían: - Mejorar la autoestima para poder llegar a confiar en su propio criterio, anteponer sus necesidades y responsabilizarse de su propia felicidad. - Aprender a estar solo , es habitual “desear” compartir la vida con alguien , pero no es lo mismo que “necesitar” hacerlo. Saber estar a solas con nosotros mismos, conocernos y aceptarnos, es imprescindible para poder compartir la vida con otra persona. - Trabajar ideas preconcebidas sobre el amor, amar no es igual a depender , sufrir, sumisión o pertenencia. - Mejorar habilidades de comunicación : sobre todo las capacidades asertivas para saber establecer límites y decir no sin culpa. - Establecer nuevas actividades sociales que abran el círculo de relaciones, ayuden a recuperar confianza, emociones y canalicen de forma adecuada algunas necesidades afectivas. Es importante recordar que todo proceso lleva su tiempo, de tal forma que modificar los patrones asociados a la dependencia emocional no pueden cambiar de la noche a la mañana, no obstante, con paciencia y una buena definición de pequeños objetivos, tu estado emocional mejorará. En definitiva, si quieres eliminar la dependencia emocional de tu vida, el camino pasa por pensar primero en ti mismo.
Por Maria Pizarro Franco 22 de junio de 2020
En ocasiones es complicado conseguir comunicarse de una forma efectiva, ser capaces de transmitir el mensaje, tanto semánticamente como emocionalmente, nos ayuda a economizar tiempo y recursos, así como evitar posibles conflictos o malos entendidos. Para ello hablaremos de la asertividad , ¿qué es? Es una forma de comunicación mediante la cual expresamos nuestros pensamientos, sentimientos, emociones y objetivos de forma respetuosa con nosotros mismos y con los demás. De esta forma, evitaremos no expresar nuestras opiniones o necesidades, propio de una comunicación pasiva o imponernos de una forma agresiva, logrando trasmitir lo que se desea pero dañando la relación y la futura predisposición a colaborar con nosotros. La asertividad no es solo decir lo que se piensa, parte del respeto y de la empatía, el objetivo es que comprendan tus necesidades y emociones . A partir de esta base, argumentaremos las opiniones o metas concretas de cada situación que queremos conseguir, ya que la experiencia nos dice que cuando en un proceso comunicativo las partes se sienten comprendidas emocionalmente, son más flexibles en el proceso de negociación y hay más predisposición a ceder para la consecución de un acuerdo. ¿Qué características tienen las personas asertivas? Son personas con una buena opinión de sí mismos , de forma que confían en que sus opiniones son igual de válidas que las de los demás, tienden a planificar el mensaje , de esta forma no se desvían del objetivo, saben disculparse solo por las cosas que creen que han de hacerlo o por la parte del problema que les corresponde, de esta forma no se responsabilizan de problemas que no les corresponden , de la misma forma a la hora de responsabilizarse de algo lo hacen de forma clara y honesta, emplean un tono tranquilo demostrando control emocional y seguridad, por último evitan generar sensación de exigencia en sus peticiones, o de decepción en caso de no obtener lo que buscan, demostrando así empatía al no anteponer sus necesidades a las de la otra persona. ¿Cómo comunicarnos siendo asertivos? Para comunicarnos de una forma eficaz hemos de reevaluar la situación constantemente y adaptarnos a los cambios emocionales que surgen. Esto lo podemos resumir como practicar una escucha activa , captar la totalidad del mensaje de forma empática, escuchar para comprender el punto de vista del otro no significa compartir su opinión, pero nos ayudará a exponer nuestro punto de vista de forma que lo comprenda, o decir “no” sin generar un conflicto. Hemos de comprender que tenemos derecho a decir “no” y no sentirnos culpables por ello, para ello podemos emplear la técnica de sándwich , un primer mensaje positivo mostrando empatía, un segundo mensaje con la negativa y un tercer mensaje con aplazamiento o solución asertiva futura, un ejemplo podría ser “comprendo que tienes mucha carga de trabajo, pero no puedo hacerme cargo de esta tarea, no obstante para la próxima intentaremos organizar el trabajo de otra manera” En el desarrollo de la conversación, podemos potenciar este estilo de comunicación mediante pequeños feedbacks que demuestren interés, expresiones mínimas que expresen atención como “si…, comprendo…, ya…” , demostrar empatía, dejando patente que comprende su estado emocional, reflejar sus emociones “por lo que cuentas, veo que estás molesto” , repetir las palabras clave del asunto nos ayuda a no desviarnos del tema principal y solicitar aclaraciones es fundamental para mantener un clima reflexivo, tener claro el objetivo y evitar malos entendidos. Fases para una comunicación eficaz 1. Observar la situación evitando emitir juicios: Las interpretaciones subjetivas son elementos que dificultan la comunicación y distorsionan la imagen de la situación a la que me realmente nos enfrentamos, eliminando estos juicios potencio la capacidad de escucha y observación. 2. Identificar necesidades , tanto las propias como las ajenas en la medida de lo posible, para ello es importante llevar a cabo un proceso reflexivo. Empatizar nos ayuda a flexibilizar y argumentar objetivos. 3. Dar respuesta o hacer una petición : Expresar claramente lo que queremos o buscamos conseguir, hemos de intentar centrarnos en dar los mensajes en positivo, lo que necesitamos, no lo que no deseamos, ha de ser claro y detallado para no dar lugar a libres interpretaciones. 4. Enunciar el resultado para confirmar que todas las partes han comprendido lo mismo. Es importante ya que con esto evitamos futuras confusiones o interpretaciones que den lugar a conflictos. En resumidas cuentas, la empatía con el otro no significa estar de acuerdo pero nos ayuda a comunicarnos de una forma más eficaz al comprender sus necesidades y poder mostrar las nuestras, este proceso abre la puerta a buscar soluciones alternativas que satisfagan ambas partes respetándonos a nosotros mismos y a los demás.
Por Maria Pizarro Franco 2 de junio de 2020
Si bien el teletrabajo no era algo muy común, hoy día está más extendido, adaptarse a la nueva situación y mantenerla en el tiempo puede ser una fuente de estrés. Para muchas personas teletrabajar significa una mejora en su calidad de vida, pero para otras, el teletrabajo mal gestionado puede ocasionar estrés, ansiedad, sensación de soledad y bajo estado de ánimo. Para evitar estos efectos no deseados es importante mantener una rutina constante: Ducharnos y vestirnos aunque no salgamos a la calle, es tentador trabajar con el pijama puesto, pero el hábito de prepararnos para empezar el día nos ayuda a entrar en modo trabajo y a no tener pereza al finalizar la jornada para salir a disfrutar de nuestra vida social. Establecer unos horarios de trabajo fijos , teletrabajar no debe significar no desconectar en todo el día. Marcar un horario ayuda a reducir la ansiedad, de esta forma podemos organizar nuestro ocio, planificar actividades sociales, conciliar con la familia, y atender el resto de obligaciones rutinarias. Para facilitar esta desconexión es importante establecer un lugar de trabajo , donde tengamos todo a mano y bien acondicionado, a ser posible con luz natural y una silla cómoda; en el caso de tener hijos lo ideal es un lugar privado en el que no haya interrupciones (en caso de ser posible) y que al finalizar la jornada dejemos de usar este espacio. Desarrollar una jornada laboral con hijos pequeños al cargo incrementa la dificultad, por ello es recomendable programar las tareas de mayor dificultad en las primeras horas dejando el resto para más adelante e intentar ubicar reuniones en el horario de las siestas o de ver una película. No es recomendable emplear los tiempos de descanso del trabajo para realizar tareas del hogar, ya que favorece las distracciones y aumenta la fatiga mental. Estos descansos son muy importantes para renovar la capacidad atencional y tener un buen rendimiento, han de realizarse cada 2 horas aproximadamente. Cuidar de nuestra autoestima es clave para prevenir el estrés , nos ayudará a hacer frente a las críticas y responder a las quejas sin perder el equilibrio emocional. Al trabajar desde la oficina en este tipo de situaciones se suele hacer una descarga emocional con los compañeros, que empatizan con la situación, al teletrabajar esto no es posible, por ello es muy importante realizar pausas activas para depurar esa carga emocional y mantener el contacto con los compañeros. Otro foco de ansiedad son las distracciones que se tienen al trabajar desde casa, como por ejemplo hijos, padres o pareja que no comprenden las implicaciones reales del teletrabajo. Por ello es importante, en la medida de lo posible, disponer de un espacio cerrado y privado. Además debemos explicar en el domicilio las necesidades para teletrabajar y llegar a un consenso de cómo deben ser las interrupciones en caso de ser necesarias. Características a potenciar Autonomía y capacidad de organización: Afrontar con disciplina la rutina laboral. La capacidad de priorizar y organizar de forma eficaz los objetivos mejorarán el rendimiento laboral. Es importante planificar descansos cortos en la jornada para aliviar el nivel de estrés. Establecer objetivos: Diarios, semanales y mensuales. Es fundamental que sean objetivos realistas y alcanzables. No debemos olvidar contar en esta planificación con los “ladrones de tiempo” como imprevistos, papeleos o reuniones que se alargan. Dejar tiempo programado para estos casos es fundamental a la hora de establecer los objetivos a conseguir. Resolución de problemas : Capacidad de tomar decisiones, en el teletrabajo la comunicación no es tan fluida a la hora de afrontar las complicaciones siendo necesario afrontarlos de forma autónoma. Comunicación : Una comunicación clara es fundamental para evitar frustraciones y trabajos duplicados. Mantener el contacto con los compañeros de trabajo nos ayuda a orientarnos en productividad y aliviar la sensación de soledad. Equilibrio: Encontrar un equilibrio entre la vida laboral y la personal para que el teletrabajo sea óptimo. Realizar actividades de ocio al finalizar la jornada ayuda a la gestión emocional, son especialmente recomendables las que implican relacionarse con otros o actividad física. Como herramienta para gestionar el estrés hemos de tomar 2 pasos en cuenta: • Primero la identificación emocional : Cada pensamiento que nos genera estrés lleva una emoción asociada (miedo, tristeza, enfado,…), esta emoción nos indica lo que necesitamos en ese momento, así el enfado nos ayuda a poner límites, la tristeza nos ayuda a aceptar situaciones sobre las que no tenemos control y el miedo a preservar nuestra integridad, por lo que identificarlas correctamente nos ayuda a comprender la situación y gestionar nuestras necesidades. • El segundo paso está enfocado a controlar la intensidad con la que nos afectan las emociones, para ello podemos manejar nuestra respiración : Inspirar lentamente por la nariz intentando que el abdomen se infle, después soltar el aire por la boca lentamente como si tuviéramos una vela delante pero no quisiéramos apagarla, tras soltar todo el aire, contar 3 segundos y repetir el proceso 10 veces. Este proceso ayuda a resetear la mente y poder encaminar de nuevo la situación eliminando el malestar emocional.
Por Maria Pizarro Franco 15 de mayo de 2020
Cualquiera que tenga niños pequeños ha podido observar los cambios y procesos de adaptación que han sufrido desde el inicio del confinamiento por el COVID-19, aunque los niños son más resistentes a las consecuencias psicológicas no son completamente inmunes a sufrir algunos síntomas. De esta forma, en el periodo de adaptación de la fase 0, con el aislamiento y la pérdida de ejercicio físico libre, pudimos observar cambios de humor, rabietas, desobediencia, llanto espontáneo, mayor demanda emocional y alteraciones del sueño, como pesadillas o dificultad para dormir. En este nuevo periodo surgen nuevos síntomas asociados a la readaptación a salir de casa. Después de tanto tiempo sin salir, los niños consideran su casa como un lugar seguro, por lo que es normal que muchos sientan miedo a la hora de salir a la calle a pasear o a jugar. ¿QUÉ ES EL "SÍNDROME DE LA CABAÑA"? ¿CÓMO AFECTA A LOS NIÑOS? El “síndrome de la cabaña” no se trata de una patología, sino de una consecuencia psicólogica resultado de la adaptación al aislamiento, es cuando experimentamos miedo a salir a la calle, a contactar con otras personas fuera de la seguridad de nuestra casa, ansiedad a la hora de afrontar esas tareas cotidianas que formaban parte de nuestro día. De forma que se evita salir al exterior, ya que la misma idea genera ansiedad, nervios y miedo anticipatorio. En el caso de los niños, hemos de tener en cuenta varios factores, durante 50 días han estado expuestos al mensaje de los adultos de que hay un virus en la calle por lo que no se puede salir y a lo visto y oído en medios de comunicación y conversaciones, eso consiguió una colaboración por su parte, pero ahora es normal que tengan miedo de ese virus. Además no olvidemos que las salidas a la calle no son lo que ellos esperaban, hay más tensión, vigilancia, mascarillas, los parques continúan cerrados, no pueden jugar con los amigos, ni tocar nada, todo esto activa su instinto de conservación y protección. Por otro lado en estos casi dos meses en casa, los padres han pasado más tiempo con ellos, cosa que ellos disfrutan y agradecen, un tesoro que no quieren perder. ¿CÓMO PUEDO HACER PARA AYUDARLE EN ESTE NUEVO PROCESO DE ADAPTACIÓN? En gran parte, los niños guían su aprendizaje social en la imitación de conductas, eso les protege y les integra, pero en este caso reciben información contradictoria para ellos, los padres deben ser un espejo de seguridad, la imagen en la que reflejen el estado a imitar, esta imagen consta tanto de los mensajes verbales como de los no verbales, los niños perciben la tensión, los nervios y el miedo en nuestra postura corporal, gestos y tono de voz, por lo que tenemos que hacer un esfuerzo especial por transmitirles confianza y tranquilidad “no te va a pasar nada, estás conmigo”. Por lo demás en cuanto al miedo a salir a la calle, es recomendable ir poco a poco , introducir el paseo como parte de la rutina les ayuda a prepararse para ese momento, paseos cortos , no pasa nada por no “aprovechar” todo el tiempo de paseo posible, es preferible estar 10 min pero que sean positivos e ir ampliando el tiempo un poco cada día hasta que se sienta cómodo y por último salir a la misma zona cercana y conocida , anticipar dónde se dirigen les aporta seguridad y sensación de control, iremos ampliando la distancia y variando recorridos según se gane confianza. También nos podemos encontrar el caso de niños que han ampliado su tiempo de audiovisuales en casa y que no quiere salir por continuar con esa inercia, es recomendable ir reduciendo el tiempo poco a poco, volviendo así al uso habitual. Con las jornadas de teletrabajo es normal emplear estas herramientas para poder conciliar, y en muchos casos todavía no podemos reducirlas a los niveles previos, pero podemos emplear el tiempo de televisión, tablet o móvil como refuerzo por haber salido de paseo, ya que retomar el ejercicio físico es fundamental para la buena gestión emocional infantil . En el caso de las pesadillas es bueno hablar con ellos en el caso de que su nivel de comprensión lo permita. En ocasiones se debe al miedo a contagiarse o de que lo haga un ser querido, en otras es por la separación en el caso de la reincorporación al trabajo de uno de los padres, hemos de darles tiempo para gestionar los nuevos cambios. En ambos casos, escuchar de forma empática, hablar con calma, generar un clima de confianza donde puedan explicar cómo se sienten suele mejorar la situación, por otro lado ayudarles a planificar como mejorar la situación y mostrarles pleno apoyo en sus capacidades y fortalezas ayuda a forjar y mejorar su autoestima facilitando así el proceso de readaptación. No debemos olvidar que los cambios bruscos en la rutina para los niños suponen un fuerte choque emocional. Es fundamental transmitirles paciencia, apoyo emocional y tranquilidad. En pocos días mejorará y la adaptación será completa.
Por Maria Pizarro Franco 12 de mayo de 2020
En las fechas tan complicadas que estamos viviendo con el COVID-19, muchas personas se enfrentan a perder el trabajo, afrontar una pérdida, cambiar las rutinas y la forma de trabajo. A la hora de tener una buena adaptación y afrontamiento a estas situaciones estresantes, y vivirlas de una forma positiva y sin ansiedad, entra en juego la capacidad de resiliencia de cada uno. ¿QUÉ ES LA RESILIENCIA? Es un término que viene de la resistencia de los materiales que se doblan sin romperse para recuperar la situación o forma original. Por ejemplo los juncos que se doblan con la fuerza del viento o un arco que modifica su forma para poder lanzar la flecha. La RAE lo define como “la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas” . Cuando una persona o grupo de personas pueden hacerlo, sobreponerse a situaciones adversas e incluso salir fortalecidos, se dice que tienen resiliencia. Una habilidad muy valorada en la actualidad, ya que vivimos un periodo que nos exige esa capacidad de adaptación, de reinventarse, de rehacerse de nuevo. Desde la psicología positiva se considera que las personas resilientes tienen un mejor equilibrio emocional frente a situaciones de estrés, Esto les permite hacer un análisis más reflexivo de la situación, pudiendo encontrar la mejor actitud ante el problema y afrontar los retos con mayor probabilidad de éxito. ¿QUÉ CARACTERÍSTICAS TIENE UNA PERSONA CON BUENA RESILIENCIA? Una persona con resiliencia se caracteriza por su forma de analizar las situaciones adversas que le suceden, es un proceso que requiere emplear varias capacidades, herramientas y valores de forma combinada. El proceso consta de 3 fases: 1. Identificar la situación : Generando una expectativa de éxito basada en el optimismo. 2. Aportar el sentido : Otorgar valor al objetivo/reto que plantea la situación facilita el encontrar soluciones alternativas para superarlo. 3. Organizar estrategias : Saber sacar el máximo partido de los recursos disponibles. La resiliencia puede adquirirse, pero cada uno ha de respetar sus propios tiempos para no caer en la ansiedad, valorando cada esfuerzo invertido y paso conseguido. De forma resumida podemos decir que la persona resiliente tiene un pensamiento realista, flexible, optimista en cuanto a sus capacidades de cambio y por lo tanto de mejora y con una visión de la vida con sentido . De forma pormenorizada estas serían las 8 características de una persona resiliente 1. Autoestima : Conocerse a uno mismo, con los puntos fuertes y débiles, identificar bien sus emociones para poder gestionarlas de una forma constructiva y conocer la importancia de pedir ayuda cuando se necesita. 2. Empatía : Ser capaz de ponerse en la piel de los demás aumenta el éxito en las relaciones afectivas, a más red de apoyo, más posibles alternativas. 3. Afrontamiento positivo : Tener una actitud de aceptación y flexible ante el problema nos ayudará a encontrar soluciones óptimas y viables sin pasar por sufrimiento de unas expectativas de solución rígidas. 4. Autonomía : Tener confianza en la propia capacidad para solucionar conflictos y promover cambios, aporta un motor hacia la solución de problemas. 5. Conciencia temporal : Las personas resilientes son conscientes de que “esto también pasará” no quiere decir que no sufran, sino que no generalizan y no definen sus opciones de futuro en base a ese momento difícil. Además son capaces de ver los pilares que se mantienen como apoyo en esos duros momentos. 6. Creatividad : La capacidad de visualizar formas distintas para alcanzar una meta. “Puede que no sea la solución que más hubiera deseado, pero es una solución igual de válida que me aportará crecimiento”. 7. Tolerancia a la frustración y a la incertidumbre : Una persona con buena resiliencia no consigue solucionar los problemas a la primera necesariamente, pero es consciente de que para generar cambio hay que cambiar cosas y probar alternativas diferentes en la búsqueda de mejorar su situación y seguir adelante. 8. Perseverancia : No perder la meta u objetivo del foco, aunque haya que variar varias veces de itinerario. A fin de cuentas, están invirtiendo esos esfuerzos para mejorar su vida. ¿CÓMO PUEDO MEJORAR MI CAPACIDAD DE RESILIENCIA? En la actualidad con el duro golpe de las pérdidas de seres queridos, el parón económico y del duro reto del cambio de rutinas en trabajo y familia nos damos cuenta que tenemos una gran capacidad de adaptación , en mayor o menor medida todos hemos experimentado ser capaces de aceptar parte del cambio, tanto a nivel individual como colectivo. Ahora queda el reto de volver a la normalidad con el menor peso posible en la mochila, por lo que entender qué capacidades implican la resiliencia nos puede ser muy útil para reforzar los puntos que cada uno considere más débiles y potenciar los puntos fuertes para promover la adaptación. “A más conocimiento de uno mismo, mejor procesaremos lo que necesitamos para readaptarnos” Unas indicaciones generales serían: Confiar en tus capacidades , sobre todo en las habilidades sociales y de comunicación, planificar metas, objetivos y pasos a seguir para evitar distraerte por el camino con otros pensamientos o dudas, aceptar la realidad tal cual es evitando entrar en el conflicto emocional que paraliza y buscar apoyo emocional en tu red afectiva. Con todo esto, mucho ánimo en los momentos adversos de los que, con una actitud resiliente saldremos más fortalecidos y habiendo recordado que las personas somos en esencia cambio y adaptación.
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